Las visiones y sueños de Goya constituyen un signo de libertad y rebeldía en la raya fronteriza de la creación, de la subjetividad y la Modernidad. Goya tiene consigo la única compañía de la mente y sus funciones, es decir, la memoria, el pensamiento, las sensaciones, la imaginación y las emociones. Lo cual no es poco para alcanzar resultados que son, en fin, un alarde de imaginación cósmica y de fluidez por la que manan o brotan las iluminadas y transparentes imágenes de alguien, en quien se manifiesta el interés por el inconsciente bastante antes que un Grandville, por poner un ejemplo.
¿Y quién era Grandville? ¿y cuál fue su interés por el inconsciente?. Dibujante, acuarelista, caricaturista y litógrafo, Jean-Ignace Isidore (Gérard) GRANDVILLE nació el 15 de septiembre de 1803 en Nancy (Francia) y murió en el asilo de alienados de Vanves (Francia) el 17 de Marzo de 1847, a los 43 años, posiblemente por una infección de garganta.
Emparentado con el genio de Goya, sería conocido por sus fantásticos dibujos y caricaturas satíricas creados durante el reinado de Luis Felipe. Se dio a conocer en París, muy joven, con la publicación de las “Metamorphoses du jour” (Metamorfosis de actualidad) en 1829. Se trata de una colección de setenta litografías de híbridos entre humanos y animales. A este respecto el precursor Goya recordemos que había grabado fantasías similares años antes.
Al año siguiente, 1830, accede Luis Felipe al trono de Francia y durante los siguientes cinco años Grandville publicará caricaturas muy críticas con el rey, por su traición a los ideales liberales. A partir del 4 de Noviembre de 1830 aparece la revista “La Caricature”, que bajo la dirección de Charles Philippon, realiza 251 entregas hasta su último número del 27 de Agosto de 1835. Grandville fue uno de los grandes ilustradores de la revista y el propio Philippon, un gran servidor de la actualidad, le encargaría el cartel de la revista.
La censura a partir de 1835 llevará a Grandville a ilustrar libros, como las ediciones de las “Fábulas de Lafontaine”, “Los viajes de Gulliver” de Jonathan Swift, y el “Robinson Crusoe” de Daniel Defoe.
Con gran éxito tanto de crítica como de público, entre 1840 y 1842 realiza su serie sobre “Los Animales”, con subtítulos, en la que se burla de la sociedad y del gobierno.
Sin embargo los artistas más jóvenes, especialmente los surrealistas, encontraron una mayor inspiración en el extraño Grandville de “Un Autre Monde” (Otro Mundo) (1844), una colección de dibujos anamórficos llenos de fantasía en los que invierte la relación entre el texto y la ilustración. También en las 220 estampas de “Les Metamophoses du Jour” y en “Les Fleurs animées” (Flores animadas) (1847), su desabrida imaginación anuncia signos verdaderamente precursores de la invención surrealista contemporánea, al tiempo que Baudelaire califica a Grandville de “espíritu enfermizamente literario”
El primer artículo de Baudelaire sobre los estados físicos bajo el efecto del hachís, titulado “Du vin et du hashish” (Del vino y del hachís), apareció en 1851, pero sus experiencias con los opiáceos y el hachís habían comenzado hacia 1843, cuatro años antes de la muerte de Grandville. Reflejo de una época en plena mutación, durante la cual los progresos de la ciencia y de la industria trastornan los modos de vida y la manera de representar el mundo, para Philippe Kaenel “el sueño es una hipótesis, porque nunca lo conocemos más que por su recuerdo, pero este recuerdo es necesariamente una fabricación, un artificio”.
El Dr. Moreau de Tours, a quien visitaba regularmente Baudelaire, concluía que el sueño presentaba similitudes con el delirio y la alucinación, y que estos tres fenómenos habían podido relacionar el mundo consciente y el mundo inconsciente. Otro médico, el Dr. Brière de Boismont, trataba de dilucidar el funcionamiento cerebral y también escribió sobre las pesadillas y los sueños, no sólo sobre las alucinaciones. Su tratado abunda en casos de sueños singulares, entre los que algunos presentaban similitudes visuales con las ilustraciones de Grandville.
Los intereses artístico y literario por el inconsciente se manifestaban paralelamente. En las Artes, el primer ejemplo de esta nueva objetividad aplicada al estudio de los sueños y del inconsciente se observa en las ilustraciones de Grandville, más conocido en los años 1830 y 1840 como un caricaturista que era considerado a la misma altura que Daumier, Monnier y Gavarni. Muy temprano en su carrera dio prueba de interés por los sueños (Ill. Paraguas)
Füssli, Goya e Ingres mostraban al soñador y la visión del sueño, la presencia física del soñador, así como también su sueño. Sin embargo Grandville rompe con este tipo de imágenes y así tanto en “Un autre Monde” como en “Metamosphose du Sommeil” (Metamorfosis del sueño) no vemos más que el sueño mismo, como si fueramos testigos del hecho clínico de una sucesión de formas aleatoriamente asociadas.
En 1847, año de su muerte, Grandville publica dos complejas ilustraciones del sueño en “Le Magasin Pittoresque”. La primera, “Crimen et expiation” (Crimen y expiación), acerca del complejo de culpabilidad. La segunda, titulada “Promenade dans le ciel” (Paseo en el Cielo) es menos simple de explicar, según el propio artista. Se sabe muy poco a propósito de estas imágenes, y se ignora si el artista las había soñado él mismo o solamente construido en su imaginación.
En un pasaje situado como apéndice del segundo sueño, Grandville considera la posibilidad de que acontecimientos cotidianos, o incluso la circulación sanguínea, afecten al sueño. En este sentido, los comentarios de Baudelaire sobre Grandville dan a entender que encontraba en él una gran propensión a las ilustraciones analíticas: “Antes de morir aplicaba su voluntad, siempre obstinada, de anotar de forma plástica la sucesión de sueños y pesadillas, con la precisión de un escenógrafo que redacta el discurso de un orador. El artista Grandville quería, sí, que el lápiz explicase la ley de asociación de ideas…..” (Charles Baudelaire en sus Obras Completas).
Los amigos más cercanos de Grandville recordaban que en los meses precedentes a su locura y muerte, en 1847, tenía presentimientos de su muerte, soñaba con apariciones extrañas y sufría de alucinaciones.
Dadas sus predilecciones científicas, podemos ver en sus ilustraciones, no pocas, indicios de gran familiaridad con las investigaciones de la Medicina. Por ejemplo, en la edición de 1838 de los “Voyages de Gulliver” (Los viajes de Gulliver), representa un intercambio de cerebros, preludiando la transferencia de personalidad entre los dos receptores; demostraba así su conocimiento de las disecciones de cerebros practicadas por los frenologistas. “Le Cauchemar” (La Pesadilla) de Grandville es también prueba de su conocimiento de las vías por las que los sueños provocan sentimientos de miedo o de terror: en su sueño revive las experiencias diurnas y muestra algunos sueños corrientes, como la caída en una escalera.
Finalmente, las ilustraciones de Grandville permiten medir, tanto los conocimientos, como a los escritores sobre el inconsciente en los años 1830 y 1840. Antes de que Courbet manifestase su interés, como más tarde lo hizo en la época en que estaba en París con Baudelaire, Grandville fue el artista más curioso de este tipo de nueva investigación. Pero permaneció como ilustrador, aunque trabajando en un medio donde introducir semejantes cuestiones científicas. Courbet, a su vez, favorecerá más tarde la aparición de este tema, que será un componente clave de la materia realista, en la corriente general de la pintura. Con lo que el mismo Courbet parece apuntar en dirección del arte de Gauguin, de Munch, de Redon y del Picasso azul y rosa, en el que las figuras adormecidas o en trance de soñar, la imaginación onírica, vienen a constituir un tema mayor de la corriente general de la pintura de vanguardia.
GdD