El pasado Abril de 2013 ha sido un mes “movido” en los medios de comunicación españoles en lo referente a Goya y su actualidad.
Quizás la noticia más llamativa es la referida al estudio presentado por el historiador Carlos Foradada Baldellou, profesor de la Universidad de Zaragoza, en el que afirma contundentemente que la autoría por Goya de “El Coloso” no debió discutirse ni tampoco ser descatalogado por la conservadora Manuela Mena, del Museo del Prado. Dicha descatalogación, realizada con el refrendo del director del Museo, Miguel Zugaza, tuvo lugar en junio de 2008.
El profesor Foradada hizo ya una muy interesante aportación en el año 2010 con su estudio sobre los contenidos originales de las “Pinturas Negras” de Goya en las fotografías de Laurent. Las conclusiones de un largo proceso. Publicado en Madrid, Revista de Arte GOYA, nº 333. Octubre-Diciembre 2010. Págs. 320 a 339.
El Coloso. 1808-12 Oleo/lienzo. 116 x 105 cm. Madrid, Museo del Prado
Pues bien, Foradada que acaba de publicar su último trabajo en la revista científica de la Asociación Aragonesa de Críticos de Arte, AACA, centra su atención en cuestiones técnicas propias del estudio y realización de las bellas artes, y no exclusivamente en argumentos de tipo historiográfico como en su día utilizara Mena para atribuír “El Coloso” a la mano del pintor Asensio Juliá.
Aquella imprevista descatalogación fue denunciada negativamente por el recientemente fallecido Nigel Glendinning, posiblemente el entonces más serio y respetado estudioso de Goya, quien el primero de julio de 2008 manifestó su opinión rotundamente contraria, y añadió con contundencia que «Lo que está pasando es grave y triste, el Prado admite cosas sin suficiente estudio»
Para cualquiera que tenga curiosidad por el estudio de las artes en general y el dibujo y la pintura en particular, no resultará extraña la manera concienzuda, muy meticulosa y llena de seriedad y pulcritud que los grandes especialistas británicos, como el propio Glendinning, ponen en sus admirables trabajos de investigación. Sistemas de trabajo rigurosos y que tratan, generalmente con éxito, de cubrir con exactitud todos los aspectos favorables y desfavorables de cada cuestión, aquilatando hasta los detalles y trazos más nimios. Pues bien, esta exhaustiva manera de trabajar es también la que regularmente utilizan las instituciones culturales más prestigiosas en todo el mundo, en países como los Estados Unidos, Alemania, Francia, Italia o Polonia, por citar algunos, entre los que en buena ley se encuentra España. Razón por la que resulta llamativamente dolorosa la improvisada manera con que el Museo del Prado concluyó su descatalogación del 2008, y finalizó la misma con un dictamen de enero de 2009 en el que se afirmaba que el cuadro es de un discípulo de Goya indeterminado, sin siquiera ser ya capaz de asegurar que se tratase de Juliá.
En este último trabajo, Foradada sitúa la pintura en su contexto histórico y señala las influencias que sobre su manera de ver la pintura ejercen los acontecimientos bélicos del momento. Igualmente, confronta el cuadro con el conocido retrato ecuestre del general Palafox, así como enfatiza en la técnica pictórica utilizada por Goya en ese momento. Libre de prejuicios de escaso valor, y al margen de subjetivos gustos personales más o menos decisivos, sistematiza y argumenta su estudio negando la descatalogación de “El Coloso” y asegurando que el Museo del Prado tendrá “que rectificar tarde o temprano”.
Con parecidos argumentos, Foradada alude razonadamente a las descatalogaciones de Mena tanto del retrato de Marianito Goya, como de “La lechera de Burdeos”.
Don Manuel Osorio Manrique de Zuñiga (detalle) Oleo / lienzo. 127 x 101,6 cm. Nueva York, Metropolitan Museum. The Jules Bache Collection, 1949 (49.7.41)
Interesante polémica, en fin, que viene a añadir nuevos argumentos a los de la mayoría de expertos en la obra de Goya, y en la que salen a la luz impresiones que dan a entender las muy diferentes formas de catalogar a los grandes maestros de la Historia del Arte universal.
Porque una cosa es que Rembrandt Research re-catalogase todas las pinturas del maestro del claroscuro, afectase al museo o a la colección que afectase, y que el museo perjudicado diese o dejase de dar explicaciones más o menos peregrinas, como que «No fueron pintados por Rembrandt, pero son de la época». O la razonada, rigurosa y necesaria nueva catalogación de sus goyas que hizo en septiembre de 1995 el Metropolitan de Nueva York dirigido por Philippe de Montebello. Aquello trataba, abiertamente, de evitar controversias a propósito de la autenticidad y la mejor o peor atribución de determinadas obras largamente consideradas como de la mano de Goya. Pero otra bien distinta es la que en España parece como una apresurada y subjetiva equivocación del Prado, en la confusa y desajustada operación del 2008 que continúa manifestándose hoy, como entonces, tan precipitada como inútil.
Gonzalo de Diego
Eduardo Salavera
Gracias por tu artículo razonado y crítico hacia quienes, con desparpajo increíble, rizaron el rizo o tiraron por elevación. La primera pregunta que surge en el supuesto que planteaban es: ¿si Francisco de Goya no pintó esos cuadros, quién lo hizo en su tiempo?, ¿Asensio Juliá…? Vayamos a ver su pintura, y, naturalmente algún parecido hay con quienes fueron sus maestros de taller y él trabajó como ayudante: Salvador Maella y Goya. Por ejemplo, hay cierto parecido e influencia en el claro/obscuro y coloración. Nada que ver con la imaginación y ensoñación casi surrealista de los temas, la composición en el espacio, el tratamiento pictórico… ¡Vamos, que no! De verdad que”El sueño de la razón produce monstruos”.